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El ciruelo o Prunus domestica es un árbol de tamaño mediano que que puede alcanzar entre cinco y seis metros de altura. El tronco del ciruelo se reviste de una corteza pardo-azulada brillante, esta puede ser lisa o agrietada longitudinalmente. Produce unas ramas pequeñas y delgadas a veces lisas y otras pubescentes y vellosas. Sus hojas son caducas, de color verde, lisas por pr delante y vellosas por el envés.
Durante la época de floración el ciruelo se reviste de blanco con sus pequeñas flores, agrupadas en pequeños ramos.
Es un frutal muy fácil de cultivar y uno de los más resistentes, por lo que aguanta bien las bajas temperaturas, pero en tal caso es mejor ubicarlo en sitios resguardados del frío y las corrientes de aire. El ciruelo prefiere los climas templados, desarrolla la floración muy pronto en el calendario y las flores que produce son igualmente resistentes al frío, sin embargo, pueden ser sensibles a las heladas primaverales y marchitarse, si son de frío extremo.
Las variedades europeas son mas resistentes al frío que las japonesas o americanas pero estas dos últimas son menos exigentes en cuanto a temperatura y humedad. El ciruelo es un árbol frutal que tolera la humedad y puede vivir en terrenos poco profundos más cómodamente que otros frutales, pero como siempre, evitando los excesos que pueden suponer los encharcamientos.
Para abonar el ciruelo hay que tener en cuenta que la producción de frutos grandes es esencial, esto solamente se consigue mediante ejemplares jóvenes, plantados en un terreno apropiado y con las dosis de abono necesarias. Se suele utilizar NPK entre 600 y 1.000 Kg/Ha aunque, en algunos casos se suele utilizar únicamente nitrógeno. Los frutales no se suelen abonar cuando están con flor porque normalmente son suficiente los nutrientes que absorben del suelo.
El riego de los ciruelos, tradicionalmente, se ha realizado por surcos y a manta en extensiones grandes. Por lo general, durante los meses calurosos del año mantendremos la tierra húmeda pero sin encharcamientos y reduciremos el considerablemente el riego durante el invierno.
Los frutos crecen en el mes de mayo en ramilletes, por lo que la poda de fructificación deberá conservar estos ramilletes. A principios de primavera debemos pinzar los brotes nuevos para dirigir la savia hacia la base y así se desarrollen bien los ramilletes.
El momento de recolectar las ciruelas es cuando éstas empiezan a desprender la fragancia que tanto las caracteriza, sabremos qué las ciruelas están maduras cuando sacudiendo el árbol ligeramente cae alguna.
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