La becabunga es una planta herbácea vivaz perteneciente a la familia de las escrofulariáceas. Es una planta lampiña, de tallos rollizos, con pequeños manojos de raíces en los nudos inferiores. Las hojas son opuestas, de contorno aovado y bordes ligeramente dentados, con un rabillo corto pero bien visible. Las flores se disponen en ramilletes que nacen en la axila de las hojas.
Esta hierba se cría en lugares húmedos como en los manantiales, al borde de aguas corrientes o estancadas, por casi toda la Península.
La floración de esta vistosa hierba comienza en abril, prolongandose durante toda la primavera y verano. Durante el verano se recolectan sus partes aéreas para el uso medicinal. Aunque hay quienes prefieren tomar los remedios que nos brinda la naturaleza en forma de pócimas y jarabes, la mejor manera de consumir esta hierba es en ensalada fresca, al igual que se hace con el hinojo, las achicorias o los berros; por esta razón, cuanto más fresca se recoja, mejor sabrá. En general, su sabor es herbáceo, con un ligero amargor.
La composición de la becabunga no es muy conocida: se sabe que contiene principios activos amargos, así como algunos taninos y el glucósido aucubina, presente también en otras especies de la misma familia. Destaca su alta concentración en yodo, al igual que en los berros.
De sus virtudes, las más reconocidas popularmente son la antiescorbútica y la diurética. Se le considera, a todos los efectos, igual al berro: no solo por su sabor y por encontrarse en los mismos lugares, sino también porque poseen las mismas propiedades curativas. Se advierte a los amantes de remedios caseros que esta planta pierde sus propiedades si se deseca o se somete a un proceso de cocción.
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