La agricultura urbana ya es mucho más que una moda. Se define como el cultivo de plantas y la cría de animales en el interior y alrededores de una ciudad. De ella se obtienen productos alimentarios como cultivos, animales y también plantas aromáticas, medicinales u ornamentales.
La agricultura urbana y peri-urbana tiene muchos beneficios: promueve el cultivo de hortalizas y frutas en espacios muertos de la ciudad, lo que puede suavizar la huella ecológica; contribuye a paliar la pobreza, gracias a que genera trabajo y nuevos productos; posibilita tener a una nutrición más sana, nos ayuda a descubrir nuevos alimentos y medicinas, reciclar desechos y reconvertir terrenos baldíos en lugares productivos.
Si a esta falta de orientación entre los jóvenes, sumamos que las tradiciones agrícolas se están perdiendo en general y que la alimentación es una de las cinco categorías que contribuyen al incremento de la Huella Ecológica, nos veremos obligados a subrayar aún más el papel de estos huertos urbanos. Son iniciativas que huyen de la corriente materialista, que se enmarcan dentro del movimiento de comida lenta (Slow Food), defienden una agricultura cercana y sostenible, proporcionan alimentos frescos, generan empleo, reciclan residuos urbanos, generan zonas verdes y fortalecen la resistencia de las ciudades al cambio climático.
La Agricultura Urbana viene para quedarse. Es la revolución silenciosa de la gente que valora la independencia y un estilo de vida más equilibrado.
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