Las plantas de interior, en general se adaptan bien al ambiente de nuestros hogares, pero debemos atenderlas unos mínimos. Es importante que reciban la luz que necesitan, no olvidarse de regar y que estén en un sitio ventilado.
A continuación veremos algunos trucos que nos pueden ayudar a mantener sanas y radiantes nuestras plantas de interior.
UBICACIÓN. Es importante escoger bien el lugar, un sitio dónde llegue suficiente luz para la planta y procurar no moverlas de su sitio. Cambiar las plantas de sitio a menudo les provoca mucho estrés porque no dejaremos nunca que se adapten bien. Las más sensibles a los cambios son las plantas en flor.
MEJOR AGRUPADAS. Colocar las plantas juntas provoca una mayor humedad ambiental, es es muy bueno para todos los ejemplares. La humedad ambiental es bueno incluso para las plantas grasas, compensa la falta de ventilación y el exceso de calor propios de los hogares.
RIEGO. Es más fácil que una planta se muera por excederse con el riego que por falta de agua. Para no regar cuando no sea necesario, antes podemos tocar la tierra y comprobar si está húmeda. Si se queda la tierra pegada en los dedos no conviene añadir agua por el momento. Durante el invierno comprobaremos que el sustrato esté seco entre riego y riego. Las plantas de interior necesitan un plato debajo para recoger el exceso de agua, pero no conviene que se quede el plato lleno de agua porque eso pudre las raíces.
ABONO. Con el abono es mejor quedarse cortos que pasarse con la cantidad. Un exceso de fertilizante es más difícil de corregir, en cambio si echamos demasiado poco, solo tendremos que añadir un poco más. Si acostumbras regar las plantas con el agua fría que sobró de hervir las verduras, etc., eso es un abono natural excelente. En tal caso podemos rebajar la dosis de abono químico, pues los excesos nunca son buenos.
PODA. Para las plantas de interior la mejor poda es la que apenas se nota. Lo primero será retirar las hojas y ramas secas, dejando la parte sana de planta. Luego podemos cortar y/o pinzar la planta manteniendo una forma equilibrada teniendo en cuenta su estructura original.
LIMPIEZA. Limpiar las hojas de las plantas es muy conveniente. El polvo puede obstruir los poros de las hojas y dificultar la transpiración de la planta. Lo mejor es utilizar un paño mojado con agua tibia y pasarlo con cuidado sobre las hojas grandes retirando el polvo. Para la plantas de hoja pequeña es más fácil limpiarlas con un pulverizador.
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